La Administración, en su concepto más amplio, hace referencia a las actividades relacionadas con el gobierno de las organizaciones públicas. Esa acción de gobierno está en constante evolución, como lo está la propia sociedad a la que presta servicio. Los cambios sociales y económicos que se producen de forma constante obligan a redefinir funciones, y también a actualizar procedimientos y herramientas. En los últimos años, la intensificación en la digitalización de procesos y servicios, así como la irrupción de tecnologías como la IA nos obliga a adoptar nuevos modelos de gestión. En estos nuevos modelos, es cada vez más relevante potenciar la formación de las personas para incrementar su nivel de cualificación, conocimiento técnico y competencias digitales.
La LOSU dedica un espacio significativo de su articulado a la regulación del Personal Técnico, de Gestión y de Administración y Servicios (PTGAS), clásicamente conocido como PAS, reconociendo su carácter decisivo en el funcionamiento eficiente de las universidades. Su labor presenta un carácter transversal, con un especial protagonismo en aspectos como la selección, formación y promoción del personal dedicado a la docencia e investigación. Con la misma importancia, realiza una actividad fundamental en la gestión de la admisión del estudiantado y la gestión de los expedientes académicos, así como en otros aspectos de la vida académica. Y por supuesto, realiza una función trascendental en la gestión de todos los procedimientos relacionados con la gestión económica en general, y la gestión de la investigación y la transferencia en particular.
El cambio de denominación de este colectivo no es una cuestión cosmética, si no la necesidad de definir el conjunto de perfiles y funciones, cada vez más complejas, que desarrolla este colectivo.
Si el trabajo que desarrolla el PTGAS es decisivo para alcanzar los objetivos estratégicos de la universidad, resulta obligado que tenga una valoración adecuada, y un desarrollo profesional claro y predecible. La LOSU reconoce la necesidad de disponer de una plantilla dimensionada para dar soporte a las tres funciones de la universidad. Igualmente, deben establecerse estructuras de acuerdo con los grupos de titulación exigidos por la legislación general de la función pública, y atendiendo al nivel de especialización en los distintos ámbitos de la actividad universitaria.
Desde el punto de vista de la promoción, se habilita la posibilidad de definir una carrera tanto vertical como horizontal, permitiendo la progresión en grado, categoría, escala o nivel sin necesidad de cambiar de puesto.